Pos bueno, el relato comienza (para mí, Marco, servidor de sus mercedes y del altísimo) el 24 de septiembre de 2009 en el aeropuerto del Defe mexicano, enfilado al comienzo de mi nueva vida y como para llegar a donde tenía que ir debía subirme en algún medio de transporte, y la opción no era el burro, me trepé a uno de estos colosales armatostes que surcan los cielos ultramarinos. No es que tenga millas acumuladas como viajero frecuente de burro, pero era menos frecuente mi visita a los cielos celestiales pa llegar a cualquier lugar y lo que me decían podría ser el infierno resultó el viaje más placentero de mi historia.
Unos compañeros de vuelo... unos más molestos que los otros, adivine cuáles...
Pero si la felicidad nunca es completa, tampoco la tristeza y por allá a lo lejos vislumbré esperanza...
Y sobre las alas del moderno transporte aéreo holandés la vi de cerca
Diga usté si no es un espectáculo verse allí arriba
Uffaaa!!!
Más compañeros entre las nubes
Allá abajo algún lugar de Inglaterra
Y después de más de 10 horas, Amsterdam...
Del vuelo de Tulipandia al mediterráneo no hay fotos, porque el viaje fue un poco más agitado que el de Indios Verdes a Ecatepec en pesero en hora pico...
La muy amigable y calurosísima Cerdanyola del Vallès
Y con ustedes... Elena Ripli, embajadora de Cerdanyola para el mundo... Olé cariñu.
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